
Además de formar una barrera física que limita el acceso de los insectos a las plantas, los plásticos metalizados reflejan la luz solar creando una fuente de luz que desorienta a insectos diurnos como pulgones, trips y moscas blancas y también a ‘Diaphorina citri’, vector del devastador HLB
El Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), ha iniciado un contrato de investigación con la empresa S.A.T. La Plana de Burriana, para evaluar el efecto de cubiertas plásticas metalizadas en la gestión de plagas y enfermedades en cítricos entre las que se encuentra el trips ‘Scirtothrips aurantii’.
Alberto Urbaneja, investigador del Centro de Protección Vegetal y Biotecnología del IVIA, explica que la citricultura en la Comunitat Valenciana está sufriendo la presión de plagas exóticas que amenazan la productividad y la sostenibilidad de los cultivos. “Una de las más alarmantes es el trips ‘Scirtothrips aurantii’, conocido como el trips de los cítricos de Sudáfrica, que causa daños significativos en hojas, brotes y frutos, y afecta tanto la calidad como el rendimiento de la producción”.
“Además -añade Urbaneja-, “la potencial introducción de `’Diaphorina citri’ representa una amenaza inminente que podría comprometer seriamente la viabilidad económica de la citricultura en la Comunitat Valenciana”.
En respuesta a estos desafíos, y basándose en diversas investigaciones internacionales, el IVIA va a evaluar la eficacia de las cubiertas plásticas metalizadas en la gestión integrada de plagas y enfermedades en los cítricos. Además, analizará el impacto de estas cubiertas en aspectos fisiológicos del árbol, como el crecimiento y la producción.
Estas cubiertas plásticas metalizadas no solo forman una barrera física que limita el acceso directo de los insectos que pasan parte de su ciclo en el suelo a las plantas, sino que también los desorienta, logrando que el número de insectos que aterricen sea menor.
“Su superficie reflectante desorienta a los insectos durante el vuelo, interfiriendo con su capacidad para localizar y colonizar las plantas hospedadoras. Esta disrupción es particularmente efectiva, al reflejar luz en el espectro visible y parte del ultravioleta desde el suelo, creando un ambiente visualmente confuso que reduce significativamente la incidencia de plagas en los cultivos tratados”, subraya el experto.
Además de beneficiar la protección fitosanitaria, las cubiertas metalizadas tienen efectos positivos en el microclima del cultivo, promoviendo un incremento en la temperatura del suelo, y reduciendo el estrés hídrico al mejorar la retención de humedad, lo que acelera el crecimiento y la producción de los cítricos.
Alberto Urbaneja insiste en que el efecto de estas cubiertas ya se había testado positivamente frente a otras especies de trips y pulgones en la Comunitat Valenciana, pero apunta a que a largo plazo esta estrategia podría servir para regular la población del vector transmisor del HLB. De hecho, en Florida en trabajos en los que han colaborado investigadores del IVIA se pudo confirmar que el uso de plásticos metalizados permitía reducir significativamente la presión de ‘Diaphorina citri’ y la incidencia del HLB.
Estudio a gran escala
Estos ensayos se están realizando en dos campos de cítricos de S.A.T. La Plana de Burriana en la provincia de Castellón. En cada campo hay una zona control sin plástico, otra zona con plástico negro y otra zona con plástico reflectante, todo ello repetido cuatro veces.
“En uno de los dos campos, de apenas un año y con planta joven, podemos analizar también cómo afecta la cubierta al crecimiento y a la entrada en producción. En el otro campo, de tres o cuatro años, que ya está entrando en producción, veremos cómo ambas coberturas plásticas pueden afectar la fructificación, tanto en maduración como en calidad”, explica el investigador.
Por último, el director del IVIA ha remarcado, además, “que la detección del patógeno en los insectos vectores antes de que los árboles muestren síntomas permitiría una respuesta mucho más rápida y eficaz frente a la enfermedad».
Cabe recordar que, ante los retos sanitarios a los que se enfrentan agricultores y ganaderos, la Conselleria de Agricultura, Agua, Ganadería y Pesca destina una importante partida presupuestaria de 39 millones de euros para apoyarles y blindarles las mejores herramientas de prevención y control de las plagas y enfermedades. A esta inversión se suma el presupuesto del IVIA, 18 millones de euros para reforzar un centro que debe seguir siendo referencia en esta materia. Fuente y foto: ivia – gva