El sector continúa asfixiado por la ausencia de rentabilidad. La sequía nos lleva a una nueva debacle.
El presidente de ASAJA Málaga, Baldomero Bellido, ha presentado ante los medios de comunicación el Balance Agrario de la provincia de Málaga de 2024. El sector, que facturó 651,04 millones de euros en 2023, experimenta una leve subida del 3,27%, situándose en los 672,30 millones de euros en 2024. Este resultado refleja las enormes dificultades que atraviesan los agricultores y ganaderos, golpeados por una sequía persistente, el incremento de los costes de producción, la competencia desleal de mercados exteriores y la falta de medidas efectivas que alivien su situación.
Los problemas que ahogan el campo malagueño siguen siendo similares a los de la campaña anterior, destacando la ausencia de lluvias y la falta de infraestructuras para almacenar la poca reserva que tenemos y preservar de avenidas aguas abajo. Si bien es cierto que las lluvias de octubre y noviembre resultaron perjudiciales en algunas zonas de la provincia, otras se han visto beneficiadas, con lo cual el balance de estas lluvias es netamente positivo. En este sentido, tenemos que reiterar nuestra petición de inclusión de los pueblos de la provincia afectados por las DANAS, ya que, a pesar de nuestra insistencia, nos han dejado fuera de todos los Reales Decretos publicados hasta la fecha. Se da, además, la circunstancia, de que los agricultores y ganaderos afectados, han tenido que comenzar a reponer lo destruido por el temporal, complicando cualquier labor de comprobación posterior de los daños.
El acceso al agua es el gran hándicap de nuestra agricultura, sin este elemento no se puede planificar, dependiendo las producciones sólo de las cada vez más escasas e irregulares lluvias. Una política valiente en este sentido sería la que daría una estabilidad a largo plazo. Por eso la importancia de planificar bien y llevar a cabo lo planificado. En definitiva, hacen falta obras e instalaciones para acumular agua, regenerar el agua depurada para poder ser usada y desalar la necesaria para evitar las carencias.
Con respecto a la PAC se ha venido a poner de manifiesto las pérdidas que se venían anunciando y por otro lado no se ha visto una reacción relajando las nuevas exigencias, con lo cual el malestar sigue siendo patente en todos los sectores. La conclusión sería, por tanto, disponer de menos importes con más exigencias ambientales y burocráticas.
Las movilizaciones realizadas desde el último trimestre de 2023 hasta el primer semestre de 2024 han dejado un sabor agridulce en nuestro sector, ya que por un lado las medidas y promesas propuestas por el Gobierno de España no fueron aceptadas por insuficientes, como se viene poniendo de manifiesto día a día. El principal problema sigue siendo la crisis provocada por los costes de producción, hecho que se ve agravado por los acuerdos preferentes con terceros países. Un ejemplo claro es el último acuerdo firmado con MERCOSUR, en el que la agricultura y ganadería pasan a ser meras monedas de cambio sin tener en cuenta las tan nombradas clausulas espejo que seguimos reivindicando. Solicitamos que se establezcan las mismas reglas de juego para todos. Se pone de manifiesto que las movilizaciones han dado lugar a pequeños cambios en las políticas europeas, aún hay mucho trabajo que hacer para poner en valor la importancia de nuestra actividad.
Además, tenemos otra lacra sobre nuestras explotaciones debido a la falta de mano de obra, y que no ha sido tan acuciante por las campañas de recolección tan cortas que hemos tenido. O se busca una solución para próximas campañas, o quedarán cosechas sin recoger en nuestras explotaciones.
Los datos del campo malagueño
El resultado final del Balance Agrario de 2024 muestra un leve ascenso en la facturación de 21,26 millones de euros respecto a 2023. De hecho, la cifra final de facturación del sector agrario malagueño alcanza en 2024 los 672,30 millones de euros, un ascenso del 3,27 % respecto al año anterior en el que se facturaron 651,04 millones de euros por el sector productor agrario.
La agricultura, con una cifra de 541,52 millones de euros, frente a los 508,09 de 2023, supone un ascenso de 33,43 millones de euros, o lo que es lo mismo, un 6,58% más.
La ganadería acaba el año con una facturación de 130,78 millones de euros, frente a los 142,95 de 2023, es decir una bajada de 12,17 millones de euros, o lo que es lo mismo, un descenso de un 8,51%.
El olivar sigue siendo el cultivo mayoritario de la provincia con más de 135.000 hectáreas, destacando sobre los demás cultivos con una facturación que supone en 50 % del total agrario.
En el caso del aceite de oliva, se ha producido la campaña más baja del siglo con 31.014 toneladas, con la facturación más alta de la serie de 227,95 millones de euros. Por su parte, la producción de aceituna de mesa desciende de 50.526 toneladas en 2023 a 35.105 toneladas en 2024 ascendiendo su facturación a 40,37 millones de euros. Hay que tener en cuenta que se ha producido una importante bajada de producción a nivel nacional y mundial, lo que ha supuesto un precio récord en ambos productos del olivar, desembocando en una facturación con un 22 % más que el año 2023, pero muy mal distribuida pues hay zonas con más dificultades para el cultivo y altos costes de producción, que no han participado en esta facturación, tenemos numerosos casos de olivareros con cosecha cero, por lo tanto ingresos cero, como es el caso de la comarca del Guadalhorce. De ahí la importancia del agua para normalizar las producciones.
Los cultivos hortícolas y tubérculos sufren este año un descenso acusado de facturación con un 20% menos que el año anterior, con un montante de 113,74 millones de euros, frente a los 142,29 del año anterior.
En el caso del tomate, nos encontramos con el peor año de la serie. Y es que se han incrementado los costes de producción anual en un 8%, además de la feroz competencia con países como Marruecos o Turquía, situándose la facturación en 20,65 millones de euros, 13,23 menos respecto al año anterior
El pimiento también sufre un descalabro con la facturación más baja de la serie situándose la facturación en 16,13 millones de euros, un 28% menos respecto al 2023.
La alcachofa es un cultivo muy estable en la provincia, tanto en producción como en facturación, manteniéndose prácticamente igual que el año pasado, mientras que las judías verdes, vuelven a caer convirtiéndose este año en el peor de la serie con un descenso del 45% en su facturación respecto a 2022.
La cebolla, por su parte, sufre una caída en picado, con un llamativo declive del 83% en facturación, pasando de los 13,09 millones de euros de 2023 a los 2,28 de 2024.
En este apartado la patata vive un resurgimiento, pasando de 8,40 millones de euros a 12,58 resarciéndose los agricultores de las pérdidas del año pasado.
En términos generales, la facturación de hortalizas y tubérculos han vivido el peor descenso de la serie, pasando de los 142,29 millones de euros de 2023 a los 113,74 de esta anualidad.
Los cultivos subtropicales de la provincia han producido una cantidad ligeramente inferior al año 2023, pasando su facturación de ser de 85,08 millones de euros, a los 83,6 actuales. El descenso global de la facturación en los últimos tres años asciende al 43,46%.
Respecto al aguacate nos topamos de bruces con los efectos de la sequía. Así las cosas, la producción ha bajado de las 26.600 toneladas de 2023 a las 22.500 toneladas de 2024. Esto incide de manera directa en la facturación, que baja un 6,7 % respecto a 2023 situándose en los 63 millones de euros, frente a los 67,56 de la serie anterior.
En cuanto al mango, se mantiene la tendencia de descenso de la producción alcanzando la cantidad de 10 millones de kilos, con una facturación de 17 millones de euros.
Los cítricos malagueños, concentrados fundamentalmente en el Valle del Guadalhorce, vuelven a ser un punto negro al sufrir nuevamente unas cifras de estrepitosa caída. El sector vive una continuada situación de ruina absoluta debido a la voraz competencia de las importaciones y la nefasta campaña de limón. Llevamos dos años seguidos hablando de ruina absoluta que este año se traduce en un nuevo descenso del 12 % respecto a 2023.
La naranja pasa de facturar 15,40 millones de euros en 2023 a los 16,61 en 2024. Por su parte, los pequeños cítricos suben su facturación, levemente, de los 7,02 millones de euros a los 7,84.
Con el limón en esta ocasión llegamos a tocar fondo pasando de los 14,8 millones de euros a los 8,23 acompañado de forma incongruente con un incremento de un 36% en la producción.
El almendro vuelve a descender en su facturación hasta situarse en los 3,23 millones de euros, un 9,8% menos que la pasada campaña, lo que sitúa los niveles de facturación a los de hace 11 años alcanzando así, un descenso del 43% en cuatro años.
La castaña en la provincia de Málaga ha vivido una caída casi total de la producción. Una crítica situación que se ha ido acentuando en los últimos 5 años. La producción alcanza este año las 900 t, facturando tan solo 1,8 millones de euros. Una coyuntura a la que llegamos a través de los problemas de la avispilla, el sofocante calor sufrido en momentos clave del desarrollo del cultivo, la falta de lluvia y todos estos factores adversos debilitan los árboles haciéndolos sensibles a enfermedades como la tinta que hace peligrar la supervivencia de este cultivo tan importante para su zona.
En viñedo la facturación total se sitúa en 2,78 millones de euros, incrementando la producción y mantenimiento de precios en las pasas y un ligero incremento de producción en el vino.
La facturación total de frutas y hortalizas se convierte en la peor de la serie, con un montante total de 238,06 millones de euros, un 12,24 % menos que el año anterior, situándose la media de facturación entre 2010 y 2024 en 343,29 millones de euros con un descenso de la facturación de un 38,9 % desde 2020.
Por otra parte, los cultivos herbáceos han recuperado, pasando de una facturación de 11,77 millones de euros en 2023 (Peor de la serie) a 30,14 en 2024, a pesar de que los precios no han acompañado manteniéndose en niveles de hace 20 años. Es destacable el hecho de que se haya sembrado un 36% más que en 2023, año que pasará a la historia como prácticamente nulo. La producción se recuperado algo pasando a 108 mil toneladas, aunque ha habido una comarca entera (el Guadalhorce) y el municipio de Ardales con producción cero.
Ganadería
Es importante volver a recordar que los ganaderos malagueños aparte de criar y producir hacemos una importante labor de contención de enfermedades que entran desde el norte de África, para evitar su propagación en la Unión Europea, por lo que seguimos demandando un apoyo adicional a ese gran esfuerzo que realizan nuestras explotaciones ganaderas, con inmovilizaciones y actuaciones sanitarias preventivas cuyo coste asume el propio ganadero, o las medidas para controlarlas provocan inmovilizaciones que impiden la comercialización poniendo en peligro campañas tan importantes como la del cordero de esta Navidad, pese a no tener la enfermedad en la provincia de Málaga de los nuevos serotipos, el precio del cordero ha alcanzado una cifra lógica pero peligra su venta.
La cabaña de vacuno de carne se sitúa en 5.160 cabezas, con una facturación de 6,29 millones de euros, mientras que la facturación del vacuno de leche se sitúa en 3,21 millones de euros. Cabe mencionar en esta cabaña la importante afección negativa que puede provocar la ratificación final del acuerdo con MERCOSUR, introduciendo carne más barata producida con menos requisitos y sustancias prohibidas en Europa.
En ganado caprino hablamos de que seguimos sin recuperación. La carne de chivo sufre un descenso de facturación de los 6,05 millones de euros a los 5,96.
En cuanto a la leche de cabra el descenso de 7.483 cabezas de ganado tras la bajada de 5.434 en 2023 y las 10.261 en 2022, suponen una caída del 15% del censo en tan solo tres años.
En cuanto a la facturación, el declive pasa de los 49,6 millones de euros en 2023 a los 38,17 en 2024. Esto lo explica, además de la citada bajada del censo, la caída del precio del litro de leche, que en 2023 estaba a un euro el litro, frente a los 0,85€ que nos encontramos a día de hoy.
Los costes de producción siguen siendo inasumibles para los productores sumado a que en nuestra provincia han tenido que incrementar el coste con compra de agua para el ganado.
Se pierden ganaderos y cabaña día a día, por lo que urge una respuesta contundente a nivel nacional que haga más atractivo mantenerse o instalarse en este sector, ya que la frase contundente de que explotación que se cierra no se vuelve a abrir es una trágica realidad.
En porcino blanco la facturación se mantiene sostenida con un ligero descenso del precio respecto a 2.023 (de 1,54 €/Kg a 1,66 €/Kg), con una facturación que sufre un ligero descenso pasando de 56,29 millones de euros a 55,61. La incertidumbre en este sector se basa en las nuevas normas de bienestar animal y la situación de convertirse en la moneda de cambio en cualquier negociación, como está pasando con el coche eléctrico.
El porcino ibérico mantiene su situación sostenida situando su facturación en 1,92 millones de euros.
La avicultura (carne de ave y huevos) mantiene los precios en carne ave y en huevos. La facturación en millones de euros de la avicultura se sitúa en 12,42 millones de euros. Este sector que en nuestro país es fuerte y con gran calidad se le está exigiendo mucho más cada día: Jaulas, temperatura de transporte, espacio en granjas… Estos mismos requisitos son los que no se exigen a los acuerdos de terceros países y son efectos acumulativos acuerdo tras acuerdo, (Marruecos, Egipto, Mercosur…) lo que claramente es una competencia desleal.
Por todo esto la facturación en ganadería baja de una forma considerable, un 8,51% menos, por lo que continúa pidiendo una solución que no llega a pesar de la importancia social y ambiental que desempeña en las zonas rurales, que parece no verse por parte de la administración hasta que llegue a un punto de no retorno.
En resumen, los niveles de facturación agraria de Málaga ascienden levemente, pero manteniendo el desastre de la campaña pasada. Es el olivar con un 50% de la facturación total el que ha amortiguado la caída generalizada de la mayoría de los sectores. Todo esto viene agravado con el problema estructural de costes de producción. Se ha puesto de manifiesto una vez más que la falta de agua afecta de forma importante a la facturación agraria, al empleo en las zonas rurales y no auguran un escenario apropiado, trabajándose por debajo de los costes de producción, con pérdidas, lo cual provoca el abandono de explotaciones, dificultando el relevo generacional y el futuro de lo que era la pujante agricultura malagueña.