Los ingenieros agrónomos afirman que el proyecto Vertido Cero que se va a implantar en la ciudad de Alicante es un claro ejemplo del camino a seguir en un contexto de déficit hídrico y sol abundante. Así se puso de manifiesto ayer durante la celebración de la Jornada Los proyectos de vertido cero para la reutilización de aguas depuradas de la ciudad de Alicante, organizada por el Colegio de Ingenieros Agrónomos de Levante.
A la misma asistieron numerosos profesionales del sector para analizar el alcance del innovador proyecto Vertido Cero, que pretende incorporar al sistema hasta veinte hectómetros cúbicos de agua al año procedentes de la red de saneamiento de la ciudad y redistribuirla para usos agrícolas tras una obra de ingeniería sin precedentes.
Seguimiento desde otras partes de España, Portugal, Italia, Chile, Colombia y Argentina
“Esta jornada ha desbordado nuestras previsiones”, explica José Manuel Carrillo, delegado del COIAL en Alicante. “Lo que iba a ser un encuentro entre ingenieros de la DG del Agua, EPSAR, UPV, Domus y Tragsatec para compartir con compañeros las experiencias del proyecto se ha convertido en un foro que están siguiendo desde muchas otras partes de España, Portugal, Italia, Chile, Colombia y Argentina”.
Entrando en materia, según han explicado los distintos ponentes, hay tres condiciones de las que depende el éxito de esta apuesta: que existan usuarios dispuestos a utilizar esta agua, que existan las infraestructuras necesarias para poder atender estas demandas y que haya una garantía para el usuario de que va a haber suministro siempre a un precio razonable y con una calidad adecuada, lo que nos lleva, inevitablemente, al sector agrario.
Solución de dos problemas mediante la conexión de biosistemas
Si se consigue esto, que es lo que está contemplado en el proyecto, se habrá conseguido remediar dos problemas mediante la conexión de biosistemas: “Por una parte, se soluciona un problema medioambiental importante que es el vertido de las depuradoras a la bahía, que según los estudios existentes, están afectando a las praderas de posidonia y a los parámetros de calidad de la Bahía de Alicante”, asevera el doctor ingeniero agrónomo Francisco Zapata, uno de los directores del proyecto, quien detalla la solución al segundo problema: “Al resolver parte del déficit hídrico gracias a la incorporación de una nueva fuente, se frena el abandono de cultivos y con ello la desertificación, porque contrariamente a lo que algunos puedan pensar, las tierras a regar tienen derechos para poder hacerlo, pues provienen de transformaciones históricas, y si se dejan de cultivar, esa superficie queda totalmente expuesta a la erosión. Algo que conduce sin remedio a la desertificación”.
Es la interacción de estos biosistemas (el creado para conseguir un vertido cero y el agrario) lo que permite alcanzar la depuración y reutilización total del agua, porque la agricultura actúa como el gran filtro verde que necesitamos.
El sol garantiza atención íntegra de las necesidades energéticas de la infraestructura
Aunque esta fórmula de Vertido Cero no se puede comparar con una fuente de agua infinita, el concepto se le parece bastante: “En la ecuación que acabamos de explicar nos falta una variable, que es el sol. Este recurso sí que es infinito y nos permite, gracias a la energía solar fotovoltaica, atender íntegramente las necesidades de consumo energético de la infraestructura. Puesto que nos hallamos en una zona urbana, en la que sus habitantes no van a dejar de hacer uso del agua corriente, esa que acaba en las depuradoras, vamos a disponer de recursos constantes”, matiza Carrillo. Así que solo falta poner en marcha este proyecto, que va a requerir un cambio cultural y deberá plasmarse en una nueva gobernanza del recurso, pues si algo necesita esta solución es operarse en un sistema flexible.
“Tenemos una oportunidad histórica que va a ser seguida por todo el mundo y tenemos que ser tan abiertos de mente, innovadores y emprendedores como hace 700 años, cuando los pobladores de este territorio levantaron todo el sistema de acequias y azarbes en la Vega Baja, o como hace cinco siglos, cuando construyeron el pantano de Tibi, que hasta hace nada era la presa más alta de Europa. En esta tierra hemos ido siempre por delante en las infraestructuras y la gestión del agua y lo tenemos que seguir haciendo. Y esto no debe ser un proyecto que se quede solo en Alicante, sino que debería extenderse a todo nuestro litoral”, remacha José Manuel Carrillo.