El 26 de junio de 1974, hace hoy 50 años, Sharon Buchanan, cajera de un supermercado de la cadena Marsh ubicado en la ciudad norteamericana de Troy (Ohio) era la primera persona del mundo en pasar por un escáner el código de barras de un producto comercial: Un paquete de chicles de la marca Wrigley que costaba 67 céntimos.
La protagonista de esta historia, en la que también Clyde Dawson -el comprador y jefe de investigación y desarrollo de los supermercados Marsh- jugó un papel fundamental, no podía imaginar que, tras ese sencillo gesto, se escondía un nuevo sistema de gestión que iba a revolucionar los procesos de compra y las operaciones logísticas de las empresas de todo el mundo.
Actualmente, el código de barras, que AECOC promueve y desarrolla en España, se lee 6.000 millones de veces al día en todo el mundo y ha transformado los procesos comerciales y logísticos, permitiendo automatizar y dar mayor fiabilidad a procesos esenciales como el paso por caja del consumidor o la gestión del stock de los almacenes. Estos grandes cambios que permitieron dar el salto del comercio tradicional a la distribución moderna no hubieran sido posibles con una gestión manual.
Del código de barras tradicional al código QR estándar, la (r)evolución del punto de venta
AECOC, que hace ya más de 40 años, contribuyó a la transformación del consumo y del comercio moderno con la introducción en España del código de barras trabaja ahora en la adopción, por parte de las empresas, de un código QR estándar. Un proyecto innovador y de futuro que permite un doble objetivo: conectar a las empresas con el consumidor -facilitando la comunicación sobre sus productos y/o servicios- y ser escaneado en el punto de venta.
Actualmente ya están probando los beneficios de este sistema de identificación empresas como BonÀrea, Mango o Mercadona, que fue también, en su momento, el primer distribuidor español en implementar en sus tiendas el código de barras tradicional.
Concretamente, Mercadona ha decidido apostar por este nuevo sistema de codificación porque le permite mejorar distintos procesos internos para afinar los pedidos a tiendas y garantizar el surtido a los clientes, seguir la trazabilidad con los distintos proveedores y facilitar a los trabajadores los procesos de gestión en tienda.
Por su parte, BonÀrea destaca que gracias al QR estándar se da acceso al consumidor a toda la información detallada del producto (origen y proceso de elaboración), aportando mayor confianza al consumidor y añadiendo valor a los productos que lo incorporan.
Además, más de 950 bodegas están empleando ya este sistema para facilitar al consumidor información sobre sus productos a la cual pueden acceder desde sus dispositivos móviles, estén donde estén, y en 27 idiomas diferentes; respondiendo así, desde un entorno digital, a los requerimientos de información al consumidor que exige la ley.
50 años después de la adopción del código de barras, el sector se prepara, de la mano del QR estándar, para otro gran cambio: un sistema llamado a ser la (r)evolución del punto de venta. Fuente: AECOC